¿Cómo se desarrollan nuestras competencias sociales?

Nuestro comportamiento está determinado principalmente por el ambiente donde nos desarrollamos y desenvolvemos. Lo que se demuestra en la manera como reaccionamos y como esta está condicionada.

En el caso de las competencias sociales existen dos variables importantes que afectan en gran medida e incluso condicionan la manera en cómo desarrollamos nuestra forma de relacionarnos en un contexto social:

  • La conducta propia de nosotros mismos, definida por nuestra forma de hacer y pensar.
  • La conducta de los demás, cómo reaccionan a lo que hacemos y como están condicionados ellos a su vez.

Hay tres formas de aprender:

1.- A través de las consecuencias del comportamiento: los comportamientos se aprenden en función de las consecuencias que tienen. Este tipo de aprendizaje sigue unas leyes, siendo las más importantes:

  • Toda conducta que tenga consecuencias positivas, la repetiremos. Estas pueden ser; materiales, de reconocimiento social y por sobre todo de sensaciones para nosotros mismos. Lamentablemente este  Pero este mismo mecanismo es responsable de que mantengamos comportamientos que a la larga no son buenos porque pueden desencadenar que superpongamos la felicidad ajena por sobre la nuestra.
  • Una conducta que no obtiene ninguna recompensa tiende a desaparecer. Si insistimos en realizar una buena acción pero no obtenemos ninguna recompensa dejaremos gradualmente de realizarla.
  • En determinadas condiciones, las conductas que van seguidas de consecuencias adversas para la persona tienden a desaparecer. Por ejemplo si recibimos un castigo físico o de otra índole.

2.- Observación: Muchos comportamientos se aprenden por imitación. Principalmente se define por la exposición a hechos o comportamientos que nos permiten aprender. También se apoya en la habilidad que tenga el individuo para aprender de los mismos.

3.- Por asociación de situaciones o estímulos: cuando vivimos una situación desagradable, el simple hecho de exponernos a otras situaciones parecidas, pueden recrear las sensaciones que vivimos anteriormente, como suele suceder con los traumas. Esto también  aplica a emociones positivas: contemplar una foto de nuestra pareja puede ponernos contentos, y llegar a casa después de trabajar puede tener de por sí un efecto relajante.

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En muchos casos, no somos capaces de decir las cosas que queremos de manera adecuada porque nuestro nivel de ansiedad es muy alto o no hemos adquirido la experiencia necesaria para reaccionar. No hay que perder la esperanza, ya que aun así estás habilidades pueden adquirirse y mejorarse.

Nos vemos en una siguiente entrega.

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