Mira cómo lo hizo Sócrates para ganarle a los “Haters” de la época

La oratoria, o lo que casi siempre vemos como el hablar delante de las personas, es definida como “el arte de hablar en público con elocuencia, con la finalidad de persuadir o conmover al auditorio.” Es una habilidad que suele ser destacada y también apreciada en varios ámbitos o momentos de la vida tal como la conocemos. Por ejemplo, en la política, la forma en que sus miembros interactúan entre sí y con la audiencia. Pero la misma no está alejada de complicaciones y también de formas de llevar situaciones difíciles.

¡Hay que presentar ideas! Pero no a todos les agrada.

Ser increpado o, dicho de otra forma, señalado e interrumpido por una o más cosas de forma agresiva y desafiante, es una situación que puede darse ante personas, grupos o quien reciba nuestro mensaje.

Este tipo de situaciones nos hace traer a escena al reconocido filósofo griego Sócrates, quien tuvo que defenderse ante el tribunal de la ciudad de Atenas en un juicio por exponer su punto de vista, enseñanzas y modo de reflexionar a la sociedad de la época y fue acusado de corromper a la juventud; tal situación se encuentra relatada en el libro La Apología de Sócrates.

Bueno, claramente nosotros no vamos a ser sometidos a juicio ni menos beber cicuta como condena por no agradar en nuestro discurso o lo que expresamos. Sin embargo, cuando nos topamos con alguien así bajo ninguna circunstancia se puede ceder a la violencia verbal, la verborrea y transformar lo que puede ser un intercambio de ideas en una lucha de gritos y ataques sin justificación. Pensemos mejor en darle una oportunidad a quien se muestra disgustado de entregar sus argumentos en una sección o momento de preguntas posterior a que terminemos nuestro discurso.

Estrategia, forma, pensar antes de hablar nunca va mal.

Claro, hay casos donde la paciencia no es una virtud que se alcanza o que se muestre en algunas personas. Generalmente está más presente el deseo del ego de participar en la conversación colocando su creencia ciega por sobre todas las cosas. Por ello, cuando se es quien dirige y da la información de una exposición, no hay que olvidar que tenemos un grado de autoridad por acuerdo general de quienes nos escuchan y podemos usarla para invitarle a abandonar el lugar y seguir dando nuestra charla.

Incluso, podemos tener una conversación con quien nos está criticando para entender lo que expresa y debatirlo (en privado es mucho mejor si no se puede tener un diálogo producente).

La discusión es una parte fundamental del aprendizaje; incluso la filosofía de la que viene nuestra cultura ancestral, tiene origen en la antigua Grecia, donde normalmente se compartían instantes de discusión y gracias a ese método se alcanzaba el entendimiento y la lógica. Pero no por esto debemos aceptar las intenciones de matonajes de una persona y también su agresividad sin ninguna razón.

¿Quién es uno para juzgar?

Así como nos mostramos críticos y rápidos en identificar este tipo de acciones, también nosotros podemos ser parte de alguna crítica o duda. A través de la pregunta, podemos desarrollar un mejor método para averiguar cosas y tener nueva información. Hay que estar abiertos a las críticas y preguntas, teniendo una actitud tranquila para evitar que el público se desvíe de lo que queremos contarles o les estamos enseñando; y no en cómo el orador (ósea nosotros), pierde su autoridad entregándose a la agresividad.

¿Cómo somos vistos por la audiencia?, ¿En qué lugar y momento nos encontramos?, ¿Cuál es la forma correcta de avanzar en nuestra exposición? No siempre somos aceptados solamente por lo que hablamos frente a las personas, en muchas ocasiones; la postura, el lenguaje de las palabras y nuestro cuerpo (sea moviéndose o quedándose quieto) puede provocar que el grupo no tome atención o esté de acuerdo con quien interrumpe el discurso. En Outstand te ayudamos a tomar el control de la situación identificando las reales necesidades de la audiencia para que logres conectar de forma constructiva y asertiva con tus potenciales clientes.

Sea cual sea el momento en el que nos enfrentemos a los “Haters”, la calma y el manejo de uno mismo, así como la habilidad del discurso de una forma u otra nos llevará a tener una mejor perspectiva ante las situaciones difíciles que probablemente tengamos que enfrentar día a día.

Nos vemos en una siguiente entrega.

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