¿Por qué a veces no somos competentes?
En la entrega anterior se ha explicado cómo las habilidades sociales se aprenden a través de varios mecanismos de aprendizaje. Por lo tanto es lógico que no podamos relacionarnos bien si no aprendimos como desde una edad temprana. Existen varias razones por las que podríamos no saber relacionarnos:
- Que no sepamos resolver una determinada situación de forma satisfactoria porque no hayamos aprendido a hacerlo. Por ejemplo, si nunca hemos realizado un trabajo o no se nos ha enseñado como hacerlo, no podremos defenderlo en el caso de que salga mal.
- Que tengamos varias habilidades sociales, pero no sepamos cuándo utilizarlas: Esto se ve reflejado en los momentos donde nos encontramos solo y recreamos mentalmente lo que pudimos haber hecho o dicho en una situación pasada.
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- Que nos ganen los nervios en determinadas situaciones de interacción social y eso nos impida pensar y actuar como quisiéramos. La ansiedad en las relaciones sociales es un problema para muchas personas; suele superarnos y controlarnos. De todas maneras existen muchas maneras de aprender a controlar esa ansiedad.
- Que no nos motive comportarnos de otra manera, porque no nos entrega algún tipo de recompensa.
- Que dispongamos nuestras creencias acerca de la competencia social y/o acerca de nuestros derechos estén erradas: algunos ejemplos de ideas incorrectas que suelen estar relacionadas con las dificultades de relación son:
– “No tengo derecho a pedir favores”
– “Los jefes no se interesan realmente en lo que necesito”
– “No suelo caer bien. No merece la pena que trate de conocer gente nueva”
– “Si no me equivoco, no tengo que pedir tantas disculpas”
– “Es absurdo que esté sintiendo esto”
– “Las personas no cambian; cada uno dice las cosas a su manera”
Estos son algunos ejemplos de cómo nuestra mente nos traiciona al momento de ser decididos y saber “pedir” a la organización lo que realmente necesitamos.
De todas maneras, no hay necesidad de perder la esperanza o sentirse mal al respecto, pues como todo aspecto en la vida esto también puede mejorarse, se puede entrenar la mente y el subconsciente para que nos volvamos mejores en el manejo de nuestras emociones y nuestras respuestas “automáticas”.
Nos vemos en una próxima entrega.
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