El Miedo a Hablar en Público

El Rey Jorge VI nos da una Valiosa Lección sobre cómo Hablar en Público

Los líderes mundiales de hoy en día, son grandes oradores, capaces de presentarse ante naciones y dar discursos potentes para ser escuchados en todo el mundo. Los vemos seguros, elocuentes y precisos; decimos: “nacieron para eso”, pero la verdad es que, nadie vino al mundo sabiendo, y todos recorren un largo camino para estar donde están.

El miedo del Rey Jorge VI

Usemos el ejemplo del Rey Jorge VI del Reino Unido, quien sufría un miedo irracional al estar en público y dirigirse discursos a las personas. Cada palabra que pronunciaba lo hacía de forma entrecortada, repitiendo sílabas y sonidos. Su tartamudez le provocaba una inseguridad gigantesca, veía que sus receptores reían cuando él hablaba, llevándolo a temblar y a sudar excesivamente, el pánico se apoderaba de él, a tal punto de salir corriendo y romper a llorar.

El rey tenía dos opciones, la primera era ser un rey mudo, que nunca le hablara a su pueblo, total sus asesores comunicacionales hablarían por él; o segundo, tomar las riendas del problema, y aterrizar sus “Miedos Irracionales” y convertirlos en un “Miedo Racional”. Por lo tanto, con la cabeza fría, identificó que tenía una dificultad de habla, y, como cualquier “dificultad”, ésta podía ser manejada.

Así es como acude al fonoaudiólogo australiano Lionel Logue, quien desde su expertiz le ayudó en diversas técnicas lingüísticas. Juntos, descubrieron que gran parte del problema se debía a los miedos internos que el Rey arrastraba. Fomentaron entonces su confianza, hicieron ejercicios de relajación y llenaron su mente de imágenes positivas, para soltar su cuerpo y así poder verbalizar palabras y no sus miedos.

Es así como luego de mucho trabajo, frustraciones, aprendizaje y disciplina, logró dar sus discursos, no era fácil, cabe destacar que tuvo que comunicarle a su nación entera que Inglaterra entraba a la Segunda Guerra Mundial, y una declaración de tal nivel, necesitaba palabras que sonaron potentes y claras, sin ningún titubeo, ya que su verbalización iba dirigida también a sus enemigos, y no podía mostrarse como un líder débil.

A nosotros nos queda tomar este ejemplo, tal vez nuestros discursos no serán tan “históricos” como los del Rey, pero si, serán fundamentales para nuestro entorno, nuestro trabajo, y para las personas que dependen de nosotros. Hay habilidades que no vamos a tener de un día para otro, pero con una adecuada preparación, trabajo, ensayo y rigurosidad, podremos adquirir técnicas y experiencias para dirigirnos tanto a una persona, como a miles.

Pasemos de “Pre-ocuparnos” a “Ocuparnos” de nuestros miedos.

En OutStand sabemos que tener miedo antes de una intervención pública es algo natural, por lo que no deberías ser excesivamente autocrítico contigo mismo ni tampoco debes considerarte una persona débil e insegura. Muchas veces nuestros miedos demuestran lo mucho que deseamos conseguir algo y lo importante que es el éxito en ese ámbito.

La mayoría de las películas de terror ocurren únicamente en nuestra mente, estos miedos son de tipo irracional, es decir, no obedecen a motivos lógicos y es muy improbable que sucedan (miedo de hacer un ridículo espantoso, de que se rían de uno, de hundir el prestigio profesional, de que le abucheen). A veces, también preocupa el pensar que el público pueda darse cuenta del miedo que uno tiene (sudores, temblor en el habla o en las piernas), pero es muy difícil que esto ocurra ya que son reacciones físicas que uno percibe intensamente pero que apenas son percibidas por terceros.

Sin embargo, es necesario que nos ocupemos de nuestros miedos racionales, analizando de forma objetiva cuales son nuestras debilidades y riesgos (quedarse en blanco, no saber contestar a una pregunta, que no funcione el proyector) y mediante acciones practicas pulir habilidades y anticiparse a los problemas.

Por ejemplo, si hemos identificado al nerviosismo como una debilidad arriesgada para nuestro discurso, sería adecuado realizar, unas horas antes de la intervención, algún ejercicio físico intenso como salir a correr, ya que contribuirá a quemar energías y generar un cansancio físico que contribuye a calmar los nervios. En otras personas en cambio, su nerviosismo puede ser una fortaleza ya que pueden lograr canalizar su agitación y ansiedad para entregar un discurso mucho más enérgico y motivante.

En Outstand sabemos que la mejor forma de combatir el miedo es con una adecuada preparación: hay que trabajar y ensayar la intervención con rigurosidad. Cuando se domina la presentación se reducen drásticamente las posibilidades de cometer errores; esto genera confianza y disminuye el nivel de ansiedad”. Cada emprendedor tiene una esencia única, y nosotros sabemos cómo sacar el mejor provecho para tu negocio. Revisa más aquí: https://outstand.cl/Soluciones/

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