Cómo impulsar la innovación cuando eres el “Bicho” raro de tu colonia (Parte 1)

La película “Bichos”, de PIXAR, se estrenó hace más de 20 años, y sin embargo hasta hoy en día podemos extraer valiosos aprendizajes de ella. El film plantea una fábula que se puede identificar perfectamente con el diario vivir de los seres humanos, en la jungla profesional y corporativa, donde existen problemas recurrentes y soluciones tradicionales. ¿qué pasa entonces cuando aportamos soluciones distintas a las habituales? ¿Son estas soluciones un problema?

Uno de los mensajes principales de esta película tiene que ver con el miedo a actuar y pensar distinto, una cuestión que está más vigente que nunca en la sociedad moderna. Ese miedo nos lleva a estancarnos, a no explorar ideas que podrían ser magníficas, solo por el miedo a lo desconocido, a fracasar o a que otros nos juzguen.

Entonces, ¿cómo se puede impulsar la innovación en una cultura como la actual?

¡Auxilio! ¿Dónde está la línea? ¡Desapareció! ¿Qué hago? ¿Hacia dónde voy?

Al principio de la película podemos ver la desesperación de las hormigas obreras cuando, al caer una hoja en el suelo, pierden la línea y no saben por dónde seguir. Por lo general, las personas están acostumbradas a seguir una línea o patrón para hacer las cosas, y muchas veces no están preparadas para los obstáculos que se presentan de forma inesperada. Nos gusta la rutina… incluso si la rutina es mala.

Cuando las hormigas experimentan un problema o inconveniente que les impide seguir con el curso convencional de las cosas, no saben qué hacer y se desesperan. Para evitar el caos, necesitan nuevas instrucciones. Si lo aplicamos a la vida real, podemos inferir que siempre necesitamos de un plan alternativo, en caso de que las cosas no salgan según lo planeado. Con una buena planificación inicial, es posible resolver los problemas que se presenten sin caer en la desesperación.

“Flick ya no hay tiempo para esto”.
“Exacto. Nunca hay tiempo para dedicarnos a nuestra comida, porque pasamos el verano cosechando para el tributo”.

Vivimos en un mundo tan ajetreado que sentimos que nunca tenemos tiempo para nada. Y es así porque por lo general dedicamos mucho tiempo a cosas que no resultan productivas para nuestra vida o la de otros.

La cruda verdad es que sí tenemos tiempo, solo que la mayor parte lo dedicamos a cosas que en realidad no tienen tanto valor futuro. Pregunta para reflexión: ¿Para dónde va la sociedad tan apurada?

Dedicar tiempo a innovar, a buscar opciones para hacer las cosas mejor y más rápido, o ser felices no es perder el tiempo. Es importante organizar mejor las horas del día para dedicarnos a lo realmente importante. Es más, tu versión del futuro agradecerá todo lo que hiciste hoy por un futuro más eficiente.

“Imagina que es una semilla”… ¡Imagina!

Hemos sido dotados con el don de la imaginación, que nos hace soñar y que nos hace pensar en diferentes posibilidades, pero el cerebro no es solo maravillas: al igual que las empresas, persigue la eficiencia, lo que lleva a condicionar el no querer cambiar si esto significa consumir más energía (dilema de la optimización). Pero, aunque el cerebro intente detenernos a explorar más allá de nuestros patrones, costumbres o hábitos, debemos desafiarlo e imaginar.

Otras lecturas acerca de la disciplina, te pueden ayudar en esta materia.

Cuando damos rienda suelta a nuestra imaginación, nos liberamos de ese condicionamiento a lo ordinario que nos frena para explorar lo extraordinario. Así que, para impulsar la innovación, la clave está en potenciar la imaginación rompiendo con la rutina para enfrentarse a nuevos desafíos, siendo creativo y perseverante.

“Aprende la regla de un líder… Toda falla es tú falla”

Para transformar las ideas en acciones se necesita de un líder. Por ello, en el proceso de creación e implementación de algo novedoso que cree valor se requiere de liderazgo. Esta frase de la película, y más encima del villano, nos enseña la responsabilidad que debe tener un verdadero líder.

Cuando tu equipo falla, no es adecuado señalar y buscar culpables individuales, pues toda falla de ellos es también la tuya. Al ser líderes empáticos, comprometidos y comunicativos se puede impulsar al equipo a ser mejores cada día, a dar lo mejor de sí, a buscar avanzar.

Hasta aquí tenemos mucho material para meditar. ¿Tenemos estas características que se requieren para la innovación? ¿Potenciamos o estimulamos las ideas frescas en nuestra empresa? Ten por seguro que nosotros también haremos algunos cambios en nuestra manera de hacer las cosas.

Nos vemos en la siguiente parte.

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